"Así estuve, ¡estruja!, ¡estruja!, ¡estruja!, durante toda la mañana, hasta que tuve la impresión de que me fundía en la esperma. Seguí estrujando aquella esperma hasta que una especie de locura me sobrevino y me hallé estrujando las manos de uno de mis compañeros de trabajo, tomándolas por los suaves globos. Tal fecundo, afectuoso, amistoso sentimiento que engendra esta práctica, que finalmente me hallé estrechando las manos de mis compañeros de modo continuo, y mirándoles amablemente a los ojos como diciendo: «¡Oh, mis queridos prójimos!, ¿por qué esforzarnos en continuar manteniendo acerbas dificultades sociales, o la más leve ira o envidia? Vamos, estrechémonos en círculos las manos; es más: estrechémonos mutuamente y de manera universal hasta convertirnos en la leche y en la esperma de la amabilidad»."
venres, 27 de decembro de 2013
Fragmento de "Moby Dick", de Herman Melville
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